Hacer una ruta de senderismo por el Valle del Ambroz y, sobre todo, por sus zonas más bajas es rodearse de enormes bosques adehesados con esta especie como protagonista principal.
La dehesa de Encinas conforma un paisaje histórico ya que es un bosque modelado a través de generaciones, cada una con su gestión del territorio pero que en su conjunto, a través de siglos han formado un bosquete poco denso donde pueden convivir cientos de especies animales y vegetales.
Sin duda, la Encina es uno de los héroes de nuestros campos, capaz de soportar las temperaturas Extremas y los suelos duros y esto, en Extremadura tenemos para dar y regalar siendo este árbol un emblema botánico de la región.
Para coronarse, la Encina proporciona un fruto muy energético y dotado de un ácido graso que al incorporarse en el músculo del Cerdo Ibérico, le aporta un sabor y una palatabilidad muy cotizado en la gastronomía. La bellota, oro colgante que comienza a caer en Octubre, no sólo la aprovecha el cerdo. Otras especies como la Grulla, viajan desde el Norte de Europa directas a estas dehesas para aprovechar esta energía y volver a coger peso y fuerza tras una temporada de cría.
Podríamos escribir páginas de este compañero Ibérico,del cual, se aprovecha hasta lo que no se puede tocar de ella , su sombra. Y podríamos finalizar el artículo con decenas de propiedades y usos diferentes de este árbol pero no lo vamos a hacer porque con este árbol queremos poner en conocimiento (si es que no lo conoce el lector ya) el gran problema que tiene este organismo bajo el suelo, un hongo que es capaz de matarla en cuestion de 3-4 años y que hoy en día se encuentra extendida por casi la totalidad de los territorios donde ella crece. El hongo , de la familia de los Oomicetos (mitad hongos mitad protozoos, para que nos entendamos, un organismo microscópico) llamado Phytophthora cynnamom se le “pega” en las raíces y la absorción de agua y sales minerales empieza a disminuir. Sin agua ni sales, las hojas no pueden funcionar y comienzan a caerse y sin hojas el árbol no tiene de donde sacar energía hasta que finalmente, la muerte le llega a nuestro héroe.
La gestión silvoagropastoril de la dehesa junto con factores climáticos forman un equipo que pueden dejarnos sin los bosques de encinas en cuestión de unas pocas generaciones. Un asunto que no esta en boca de políticos ni medios de comunicación generalistas, lo cuál, resulta aún más preocupante y motivo por el cuál, nosotros queremos aportar nuestro grano de arena en la difusión de esta problemática con la publicación de estas líneas.
Larga vida a la Encina!
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