El Arce de Montpellier · Cada vez más arrinconado

20 Jul · 2021 | Flora | 0 Comentarios

La especie arbórea de este post (Acer monspessulanum) es una de las que tiene el triste privilegio de esta contemplado en el Catalogo de especies amenazadas de Extremadura. Su lento crecimiento siempre la ha hecho una mal competidora por la luz en entornos forestales pero, durante miles de años, se ha podido hacer un hueco […]

La especie arbórea de este post (Acer monspessulanum) es una de las que tiene el triste privilegio de esta contemplado en el Catalogo de especies amenazadas de Extremadura.

Su lento crecimiento siempre la ha hecho una mal competidora por la luz en entornos forestales pero, durante miles de años, se ha podido hacer un hueco en pequeños bosquetes monoespecíficos aunque, la mano del hombre , ha modificado la dinámica natural de los bosques desde tiempos prerrománicos realizando cultivos silvícolas y otras modificaciones enfocadas a la ganadería. Consecuencia: Bosques de especies muy productivas o especies que crecen muy bien en terrenos baldíos o ya, en estos últimos tiempos, especies de árboles exóticos. Esta mezcla de acciones llevada a cabo a través de generaciones ha dejado a esta especie muy arrinconada en nuestra comunidad. Aun así, en el Valle del Ambroz , tenemos el privilegio de poder observarlo siendo un personaje muy principal en las fotografías de Otoñadas por su particular tonalidad amarilla.

Las rutas que realizamos de senderismo por el Paisaje Protegido del Castañar Gallego, nos permitirán distinguirlo del resto de Arces, se realiza de una forma muy sencilla ya que sus hojas (salvando las distancias) tienen una forma asemejada a la pisada de un pato.

Quizás de niños, tengáis el recuerdo de juguetear a los “helicópteros” con unos frutos que tenían una pequeña veleta en un lateral y que, al dejarlos caer, esta veleta comenzaba a girar alrededor de la semilla haciendo el efecto de las aspas de un helicóptero. Estos frutos seguramente fueran de arces y a su forma alada se las llama sámaras. Si además de las hojas de pato , observas unos frutos en sámara colgados en pares de dos y paralelos entre ellos, no lo dudes, tendrás al Arce de Montpellier delante, otro héroe sin capa de la población arbórea de nuestro Valle.

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